lunes, 1 de octubre de 2012

CARTA A LOS CUATRO VIENTOS

Prolegómenos

Soy profesor de Griego y Latín con destino definitivo en el I.E.S. Aravalle (El Barco de Ávila) desde hace nueve cursos. En todos los centros en que he trabajado, y más en éste, un centro pequeño con entre 220 y 240 alumnos, donde soy el único profesor del Departamento, he luchado por el mantenimiento del Bachillerato de Humanidades. Casi todos los años llevo a mis alumnos
    a los festivales de Teatro Grecolatino (Segóbriga, Mérida, Itálica...), los apunto a concursos de Cultura Clásica (desplazándonos a veces en los coches particulares de los familiares), pongo carteles animándolos a matricularse… En fin, nada nuevo que no conozcan de sobra los compañeros de Latín y Griego, porque todos estamos en la misma situación y, quien más, quien menos, nos dejamos la piel por nuestros alumnos. En cursos pasados me he visto en la necesidad de recurrir a la Asociación de Padres y Madres, y he llegado incluso a solicitar telefónicamente a la Alta Inspección el envío de un profesor más al Departamento, cuando la matrícula de alumnos en la E.S.O. (no tanto en el  Bachillerato) era excelente. Los representantes de la Administración (el Equipo Directivo del centro) jamás se han dignado atender estas y otras reclamaciones, como, por ejemplo, dejar de asignar las materias “excedentes” de nuestro Departamento a quien estimaran conveniente sin pedirnos opinión siquiera.

Finalmente, desde hace tres o cuatro años la matriculación ha caído en picado, hasta el punto de que este curso 2012-2013 no hay alumnos de Humanidades ni en 1º ni en 2º de Bachillerato. Previendo esta situación, a finales de junio, los representantes de la Administración, a la vista de la nueva política educativa plasmada en la legislación más reciente, me ofrecieron la posibilidad de continuar en el centro si asumía la docencia de 12 horas de Ciencias Sociales de 1º de E.S.O., que, unidas a las 3 horas de Latín de 4º, las 2 de Cultura Clásica de 3º y las 2 de reducción por Jefatura de Departamento Unipersonal, conforman prácticamente la jornada a tiempo completo. Naturalmente, acepté. A mediados de septiembre, sin embargo, la cosa había cambiado radicalmente. En vez de las 12 horas acordadas, me ofrecen diversas combinaciones entre Lengua, Sociales, Ciudadanía etc., que, por último se concretan en: 4 horas de Ciencias Sociales de 1º de E.S.O. (hay un total de 8 disponibles en vez de las 12 previstas), 6 horas de Ciencias Sociales de 2º de E.S.O. (hay un total de 9 disponibles en vez de las 6 previstas) – hasta aquí hubo una pequeña negociación, como digo – y ¡oh, sorpresa! 3 horas de Plástica de 1º de E.S.O. – aquí imposición pura y dura – . Cualquiera puede darse cuenta de que, puestos a imponer, las materias afines (Lengua, por ejemplo), son más “imponibles”, al margen de que consta que este profesor también es Licenciado en Filología Hispánica. Se les escapó el detalle. A mis serias admoniciones de que soy completamente lego en los secretos de la escuadra y el cartabón corresponden con una seráfica sonrisa.

El enigma del cambio de panorama

Entiendo que un cambio en la distribución de los alumnos por grupos, que no soy quien para discutir, implica necesariamente un cambio en la asignación horaria del profesorado. Pero, en mi caso particular, había otras combinaciones posibles de reunir las 12-13 horas necesarias para completar el horario: 4 horas de Lengua de 1º y bien 8 horas de Ciencias Sociales de 1º, bien 9 horas de Ciencias Sociales de 2º; incluso, si tanto se empeñan en la escuadra y el cartabón, 3 horas de Plástica de 1º y 9 horas de Ciencias Sociales de 2º. Pero no, tenía que ser Plástica-sí-o-sí, Sociales de 1º y Sociales de 2º. ¿De dónde tanta inquina?  

Pues, la verdad, no lo sé. Quiero creer que lo que voy a añadir no tenga nada que ver. El único alumno de 2º del Bachillerato de Humanidades con varias asignaturas suspensas en la convocatoria de septiembre, entre ellas el Griego y el Latín, se ha visto obligado a cambiarse a la modalidad de Ciencias Sociales[1]. En los impresos de matrícula hasta habían suprimido las casillas de estas dos asignaturas. Cuando el alumno me informó del tema – omito lo referente a algunas insinuaciones de los representantes de la Administración sobre si podía mirar de revisar las notas de sus exámenes – mi consejo fue que su madre elevase inmediatamente una queja a la Inspección. Y así se lo hice saber  a aquéllos.

La media jornada

Volviendo al tema del horario, ante la perspectiva de semejante cóctel de asignaturas para todo un curso, decidí solicitar una reducción a media jornada (10 horas lectivas). Aparte la bronca del señor Director (poca cosa comparada con las descalificaciones que me dirigió días más tarde), el señor Jefe de Estudios no se lo tomó tan a mal, aparentemente. Me indicó que reuniera la documentación necesaria y aguardara la respuesta de la Dirección Provincial, que, afortunadamente fue afirmativa. Parecía que la cosa, después de todo, no iba a acabar tan mal. Me imaginaba que tendría 3 horas de Latín de 4º, 2 de Cultura Clásica de 3º, 2 de Jefatura de Departamento, 1 Guardia (la 1ª Guardia del horario se considera lectiva si no se es tutor) y 2 horas de relleno con M.A.E. o algo así; o, en el peor de los casos, 3 horas de Plástica, ninguna M.A.E. y ninguna guardia. Pero no. Los planes de los representantes de la Administración iban por otro camino: me quedo con las 3 horas de Plástica-sí-o-sí, me asignan una M.A.E. y tres guardias (la 1ª, lectiva, claro). ¿Cómo lo han hecho? ¡Suprimiendo el departamento de Griego y Latín! Este profesor ha sido adscrito al Departamento de Plástica (pasando por alto el hecho de que imparte menos horas de ese Departamento que del suyo propio). Y me pregunto: las asignaturas de Latín de 4º y Cultura Clásica de 3º ¿a qué Departamento pertenecen ahora? La guinda del pastel fue cuando, en el despacho, el señor director, en presencia del resto de representantes de la Administración, se permitió todo lujo de descalificaciones hacia este profesor, culpándolo directamente de la paupérrima matriculación en las asignaturas del Departamento. Bien presente debería tener las peleas de cursos anteriores, si no es bien flaco de memoria.

Y ahora, ¿qué?

Pues bien sencillo. De ninguna manera pienso aceptar ninguna destitución “encubierta”. Al día de hoy me considero a todos los efectos profesor del departamento de Griego y Latín, cuya jefatura, unipersonal, me pertenece en toda regla, y por el cumplimiento de cuyas funciones me corresponden 2 – si no 3 – horas de reducción lectiva. Espero y deseo, como hago constar en el escrito que he dirigido a los representantes de la Administración, que por el bien del alumnado, del profesorado y de la convivencia general del centro, rectifiquen inmediatamente y me asignen el horario que en derecho me pertenece.


Antonio Royo Legarre

Jefe del Departamento de Griego y Latín del I.E.S. Aravalle

El Barco de Ávila, 25 de septiembre de 2012


[1] Me pregunto si el título de Bachiller en Humanidades y Ciencias Sociales – nunca mejor dicho: Humanidades de 1º y Ciencias Sociales de 2º – que va a recibir el alumno, no contendrá ningún defecto de forma y será plenamente válido en todo el territorio nacional; en todo caso, aún siendo legal, la formación será deficiente tanto en una modalidad como en la otra.