sábado, 16 de julio de 2011

Entrevista a Alfonso Álvarez, Secretario General de la CNT


Desde el portal OACA en Internet con motivo de su 10º aniversario de existencia, están realizando una serie de entrevistas digitales. Entre ellas se encuentra esta a nuestro Secretario General en donde habla acerca del papel del anarquismo y anarcosindicalismo en la sociedad actual, el movimiento del 15-M, etc.

Alfonso trabaja desde hace 19 años como conductor en la empresa de autobuses urbanos de Córdoba. Afiliado a la CNT-AIT desde la primavera de 1977, fue Secretario General de la CNT de Andalucía y elegido en el X Congreso de la CNT en Córdoba (4-8 de diciembre de 2010) como nuevo Secretario General de la Confederación Nacional del Trabajo.
OACA: ¿Cómo consideras que desde el anarquismo, y particularmente desde la CNT, se pueden ofrecer respuestas a los problemas de la sociedad actual?
Alfonso: Bueno, en estos tiempos que corren y a causa de la situación económica internacional, es más que evidente que el capitalismo y el estado como guardián de sus intereses están más que agotados. Cada vez más personas son conscientes de ello, aunque todavía esas personas no sepan o no se decidan a encauzar su descontento hacia la lucha social. Las sociedades comienzan a solicitar en la calle un cambio de las estructuras políticas y económicas, no sólo de las caras que ocupan los cargos de los gobiernos, sino de lo que hay detrás del escenario.
En esta situación, el anarquismo sigue ofreciendo su forma de ver el mundo antiautoritaria y autogestionaria, que aboga por la libertad de los pueblos para organizarse y tomar sus decisiones, proponiendo una transformación de la sociedad a todos los niveles, un cambio del concepto de la economía, del trabajo y de la convivencia. Y en la situación en la que estamos, creo que el anarquismo está dejando de ser para muchos una “utopía”, una ideología para conservar en las estanterías de las bibliotecas y en el recuerdo, y vuelve a resurgir con fuerza, aunque muchas veces los que lo practican, ni siquiera lo identifiquen claramente con el anarquismo que podemos llamar histórico. Pero lo importante es que se pongan en práctica sus principios y su forma de actuar. Además, una de las ventajas del anarquismo es que no es una ideología cerrada y estructurada en torno a una única visión, sino que tiene tantas formas como personas lo ponen en práctica. Lo que todas esas prácticas comparten, que es el asamblearismo, la acción directa, la autogestión, la lucha por la justicia y contra la explotación, son las formas que el anarquismo propone para que la sociedad coja las riendas y se rebele contra una clase política y económica que la considera a su servicio, que considera a las personas como simples mercancías que producen beneficio en sus cuentas corrientes.
Desde la CNT ponemos en marcha todas esas prácticas de las que hablo, dirigidas en nuestro caso, sobre todo al mundo del trabajo. Intentamos decir a los trabajadores que podemos organizarnos en los centros de trabajo para defender nuestros derechos y al mismo tiempo convertir el sindicato en una escuela de esa transformación social a la que aspira el anarquismo. El brutal incremento del paro está trayendo muchos conflictos a los sindicatos de la CNT. Miles de trabajadores están siendo despedidos de forma ilegal, las condiciones de trabajo empeoran cada vez más en la mayoría de las empresas. La crisis permite que los empresarios más desaprensivos se aprovechen para chantajear aun más a los trabajadores. En esta situación, los sindicatos “mayoritarios” se preocupan de firmar pactos para garantizar los ingresos del capital y reducir las pensiones de los trabajadores, dando así el visto bueno a los recorte de derechos. Su preocupación no es defender a los trabajadores, sino colaborar con el estado y las empresas para aquietar a las masas y mantener contentos a los “mercados”. Pero en la CNT, no nos dedicamos a esto, sino precisamente a lo contrario. Intentamos resolver nuestros conflictos no sólo en los tribunales, sino en la calle, mediante la presión y la acción directa. Los trabajadores que acuden a nosotros deciden la forma de llevar el conflicto, las reivindicaciones que hacen y lo que hay que negociar en los casos en que existe esta posibilidad. El conjunto del sindicato practica la solidaridad y apoya a estos compañeros en su lucha, esperando que éstos hagan lo mismo con los que vengan después. Procuramos que estos trabajadores aprendan el significado de la solidaridad y el apoyo mutuo, que no sirven solo para el trabajo, sino para cualquier aspecto de la vida.
OACA: ¿Cuál es tu opinión sobre el movimiento de protesta surgido a raíz del conocido como “15-M”? ¿Ves alguna similitud con las revueltas en el norte de África?
Alfonso: Mi opinión sobre el “15-M”es que parece que por fin se ha destapado una botella que estaba a presión y que no encontraba por donde explotar. En las organizaciones, muchos nos preguntábamos como en una situación social y económica como la actual, la gente no salía a la calle, no secundaba las manifestaciones que se convocaban desde sindicatos o colectivos. De pronto, parece que ha aparecido una manera de canalizar ese descontento, de mostrar que la gente está, efectivamente, indignada contra los políticos, los banqueros, los especuladores, contra un sistema que utiliza a las personas y nos considera tan solo como votantes-consumidores. Creo que es muy positiva la forma en que se ha organizado este movimiento, de forma asamblearia, buscando el consenso, apostando por la presencia en la calle y sin querer tener representantes entre la clase política, a la que crítica precisamente. La gente que se reúne en las plazas y las asambleas está aprendiendo a hacer política real, en la calle, y esto es un proceso lento y complejo, pero supone un cambio radical respecto a la situación que teníamos hace un año. Creo que el movimiento, que tan solo tiene poco más de un mes de vida, sufrirá sus cambios y tendrá que concretar sus exigencias, pero ya, con el recorrido que tiene, ha dado un aldabonazo en la cara del sistema, que de una forma u otra tendrá que reaccionar, aunque sigue negándose a escuchar. Es curioso ver a los políticos decir, respecto a las manifestaciones del 19-J que tan sólo eran unos cientos de miles, pero que hay millones de votantes, que les han votado a ellos, y que son los que tienen la razón. Son auténticos sinvergüenzas. Siguen sin querer enterarse de nada. En el caso de las manifestaciones “contra el terrorismo” sucedidas hace unos años, en cambio, esos miles de personas que acudieron si que representaban a la sociedad entera, entonces era “España” la que estaba en la calle, ahora no.
Respecto a la similitud con las movilizaciones en el norte de África, es muy probable que las personas que iniciaron el “15-M” las hayan utilizado como ejemplo, por decirlo de alguna manera. Es como si después de ver las manifestaciones de Túnez, las de Grecia o incluso las de Islandia, y a pesar de las diferencias entre todos esos países, muchos aquí hayan pensado “bueno, tenemos las mismas herramientas, estamos igual de indignados –y de jodidos- que ellos, entonces, también podemos hacerlo”.
OACA: ¿Cuál crees que será el papel que tendrá el movimiento libertario en los próximos años?
Alfonso: Esa es una pregunta difícil. Hace poco más de un mes, nadie imaginaba como se iban a desarrollar las cosas después de una manifestación convocada para el 15 de mayo. Eso demuestra que las previsiones en el terreno social, afortunadamente, sirven para poco. Bueno, yo espero que el movimiento libertario siga creciendo y mostrando a la sociedad sus propuestas de forma cada vez más efectiva. El papel que pueda llegar a tener es el que los trabajadores y la sociedad en su conjunto le otorgue con su apoyo. Si somos capaces de mostrar nuestras ideas, de explicar que nuestro rechazo al estado y al capitalismo no son una simple postura, sino que se basan en argumentos incontestables, entonces creo que mucha gente ingresará en el movimiento. Tenemos que demostrar que hay otra manera de organizarse, de trabajar y de vivir, otra forma de economía, que somos capaces de autogestionarnos y de colaborar entre nosotros sin estructuras de gobierno ajenas a la sociedad, que no necesitamos que nos pregunten cada cuatro años, sino que queremos decidir todos los días.
OACA: De forma un poco más personal, ¿por qué seguiste el camino del anarquismo?
Alfonso: El anarquismo es algo que me llega desde mi familia. Mi padre fue miliciano en la guerra civil y terminada ésta, estuvo algunos años en campos de concentración en Algeciras. Desde muy pequeño, las conversaciones sobre la guerra en mi casa eran algo habitual. Cuando acompañaba a mi padre y los que eran sus amigos (compañeros del sindicato) me contaban multitud de historias sobre la guerra. Ese es mi inicio. Después, cuando llega la transición, yo estoy en un pueblo donde la influencia del PCE en esos momentos es arrolladora y el hecho de defender las ideas anarquistas me lleva a tener continuos enfrentamientos dialécticos con los “peceros”, cuestión que reafirma de forma definitiva mis ideas, ya que me permite ver, en persona, muchas sus actitudes autoritarias. Esta relación me permitió asistir en directo a algunos de los manejos y manipulaciones políticas del que en ese momento es el mayor movimiento de la izquierda política del país. Todo aquello me reafirmó definitivamente en las posturas antiautoritarias y antipoliticas del anarquismo.
OACA: ¿Qué le dirías a los jóvenes y no tan jóvenes que por uno u otro motivo se acercan por primera vez a los planteamientos libertarios?
Alfonso: Pues en primer lugar les diría que el movimiento al que se acercan a una lucha que es dura, pero también gratificante. Que la solidaridad, en la que nos basamos, es tal vez la acción humana más hermosa y también el arma más poderosa. Que la práctica libertaria cambiará probablemente sus vidas y el concepto que tienen del mundo. Que conocerán el espíritu humano desde un punto de vista privilegiado, el de la ausencia de interés económico o particular, porque el movimiento no les dará puestos, ni cargos remunerados, ni ofertas de viajes ni nada por el estilo. Que a lo largo del viaje con el resto de compañeros del movimiento, no se enreden en los pequeños puntos de separación, sino en las grandes zonas de unión.
OACA: Pues salud y te agradecemos sinceramente la atención y el tiempo que nos has dedicado.